Crónica de una salida fallida

Hubo una vez en el club que llegamos felices para unirnos a una excursión que prometía paseo en una hermosa laguna en lanchita, caminata en árboles, buena convivencia con amigos y cosas así de bonitas y ¡zas! se habían ido y me habían dejado :'(  no sabía lo gacho que se siente que ese camión amarillo no estuviera ahí afuera de club esperándonos. Al menos compartía yo el sentimiento con otro inocente y desconsolado montañista que también llegó tarde, así que nos fuimos a consentir con un rico y abundante desayuno y luego como aún seguía la tristeza, nos lanzamos a otra montaña como pobres almas solitarias, tan tristes que reímos todo el camino, tomándonos fotos en cada piedra, nos contamos muchas aventuras (aunque muchas sigo sin creérselas y otras yo también se las inventé <pero no lo sabe> shit) así sin prisas, haciendo paradas en todo momento, nos encontramos con dos víboras, una se comía a una pobre lagartija, la cual no tuvimos opción mas que darle buena muerte, agg sentí gacho, pero era peor dejarla herida,  luego nos encontramos un conejo bebé y mas tarde vimos un pájaro azul-azul, nunca había visto ese tipo de aves. Mi compañero que es todo saltarín se trepó a unas rocas a brincar de un lado a otro, de esas que se necesita equipo para escalar, pero como todo intrépido se subió confiando en sus sus manitas y patitas que si le fallaban: adiós vida, ¿yo? sufriendo y sudando del susto desde abajo.
En la cima del cerro hay un mirador donde el aire pegaba con todo, haciendo mas fuerte el frío que de por sí estaba muy rudo, y aún así nos pusimos a contemplar esos paisajes de novela y a soñar con una vida de viejitos recluidos en algún lugar de cuento... ¡que bonito soñar! acompañando la plática con vino, mismo que nos bebimos del coraje que teníamos porque nos habían abandonado, y que conste que fue nada mas por eso.



De regreso por contemplar los atardeceres nos agarro la noche en la montaña y ¡zas again! apenas nos estábamos recuperando de la tristeza (ajá) cuando nos sentimos perdidos, caminamos algunas horas en medio del bosque en la noche, en partes escuchábamos pisadas y se aceleraba mi corazón, tal vez animalitos o tal vez personas, todo es tan confuso cuando uno anda perdido...
Así es esto del campismo deja muchas historias que contar, pero nada, no todo es sufrir, de hecho es mas la recompensa en todos los sentidos, por algo uno quiere regresar en cada oportunidad. Definitivamente estoy en el momento en el que me llena gran parte de lo que me hace feliz en esta vida, pero no estoy cerrada al cambio, y así... la vida sigue.

¿Apoco no valía la pena sentarse a contemplar esto? vistas como ésta a cambio de una perdida nocturna en el bosque, siguiendo caminos que no conducían a nada y otros tantos campo traviesa siguiendo la intuición de la dirección. Como al final todo fue bonito y como las suposiciones no cuentan.
¡valió enormemente la pena¡

¿Lobo estás ahí?

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Como va tu verano?

Paulino

Cañada de Alcalican (28-Jul-24)