Tlaxcala

Basílica de Ocotlán, lugar emblemático de Tlaxcala

Tlaxcala, el lugar que ha sido mi hogar y al que regreso constantemente porque mis seres mas queridos están ahí, en esta tierra despertó mi corazón y mi inquietud por conocer el mundo, desde que me divertía mojándome en las fuentes con mis amigas hasta cuando conocí a las personas indicadas, las que dejan huella y aprendizaje, aun regreso a estos lugares y suspiro, pero de esos recuerdos alegres, que no representan melancolía sino ganas de seguir sonriendo. 

Hoy con tu nuevo correo electrónico te vuelvo a recordar, tlaxcalteca de nacimiento y ciudadano del mundo, si me lees, gracias por haber estado ahí, tu que siempre me contabas de tus viajes y me enviabas cartas desde la cantina de algún pueblo norteño y me hacías reír a carcajadas con tu imaginación, cartas escritas en el mantel de la fonda de lugares desérticos, otras del poster de un concierto que seguro te robabas de la pared de los teatros, o desde tu encierro cuando no estabas franco, cuantas cosas aprendí y otras tantas imaginé, nunca te lo he dicho a pesar de tanta inspiración que me mandaste, porque tu no lo sabes, pero desde antes de conocerte veía tus fotos impresas en las paredes de la oficina de tu familia y eran mágicas porque me llevabas de viaje, las aventuras en las montañas, en los ríos subterráneas, en la selva, en el desierto... El día que te conocí, no te imaginaba entrando a boutiques con toda la paciencia mientras buscábamos el mejor vestido para el gran día, -que seriedad por Dios-.

Llegó el gran día, oh decepción, cambié el vestido y no te gustó, vi tu cara de asombro, pero fui feliz, muy feliz, tenía a mis papás juntos, a mis amigos, a los mas cercanos y muchas confesiones reveladas, vaya cosas, no imaginé tanto, ni siquiera procesé tanto ese día, sigo recordándolo como uno de esos grandes días.

¿Sabes? también colecciono piedras, fósiles, artesanías, conchas y hasta semillas secas, ojalá ese tesoro te lo hayas ganado tú, era espectacular y lo merecías porque lo apreciabas, tenía tu esencia, ¿Qué sería de los nidos de los órganos? ¿Qué sería de motita? también le tuve su respectivo cariño, lástima que África se perdió... como se perdieron tantas cosas.

De verdad gracias por tanto, gracias por esos días, gracias por las lecciones, gracias por los descubrimientos, gracias por las cartas y por regalarme sonrisas y flores cuando fui mala (perdón), es hora de que me dejes volar. Además prefería tus cartas escritas en el mantel de mesa a los correos electrónicos... por favor, ya no me escribas, ya no me llames, ya no nada, dejemos intacto el recuerdo, estamos en el lugar correcto.

¡Que la vida te sonría igual de bonito, Plumita voladora! 

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