Pues por fin fué la salida a la escalada y rapel, primero unas clases teóricas de las que uno entiende poco (o casi nada) todos los términos son desconocidos, mosquetones, arneses, cuerdas, nudos, seguridad, que los zapatos, que el casco, etc., etc., ¡todo un mundo nuevo! después de unas horas de repetición y repetición de la teoría y ya bien entrados en el tema (ajá) empieza la práctica. Los nervios y el miedo imperan antes de lanzarse la primera vez, las piernitas tiemblan, las manos sudan, los compañeros toman fotos y animan, puff, hora de aventarse al ruedo, yo que soy bien valiente fuí la tercera del grupo, pero una vez superada la salida se le toma gusto, se disfruta y se pide mas. El rapel me pareció superdisfrutable, se siente libertad, bonito pues, la escalada está llena de adrenalina pero de la buena, yo nada mas veía la pared vertical y pensaba ya casi, ya casi, solo un peldaño mas, y así hasta llegar a la cima, ¡¡yuhuuu!! no se crean que fuer...